Hoy alguien del trabajo me pregunto: ¿cómo haces para llegar tan puntual? ¿qué es lo que te motiva? cuéntame.
Guarde silencio. Lo pensé. Suspiré. No le contesté. Es la costumbre, la inercia, pienso.
Nosé ahora QUÉ es lo que me motiva a levantarme. A hacer bien las cosas. En algúna época me gustaba lo que hacía, estaba disfrutando. Ahora me rio toda la madrugada pero ya no hay pasión. Me falta fijarme una meta y sólo así podré soportar el infierno en que me están convirtiendo mi tan amada vida por la madrugada. Es patéticamente triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario