miércoles, septiembre 30, 2009

Monstruo de modales suaves

Arrogante, soberbio, te mira por encima del hombro, imprevisible, caprichoso, huidizo, melancólico, sarcástico e irónico, perezoso, es el Felis Silvestres Catus, pariente incómodo de la estirpe felina, el GATO.

Estos mininos son adorados, apapachados, porque se les ha dado un toque misterioso, y esto atrae; por eso han sido inmortalizados en poemas, fotografías, cuentos, canciones, esculturas, caricaturas, obras de teatro. Y, por tanto, han sido la compañía excéntrica de Remedios Varo, Ray Bradbury, Patricia Highsmith, Elena Garro, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Carlos Monsivais, Paco Ignacio Taibo, Juan García Ponce, Ernest Hemingway, Edgar Allan Poe, José Emilio Pacheco, Emilio Carballido, Juan Soriano, José Luis Borges, José de la Colina…

Para este micifuz la gente es su mascota, porque son despreciativos, caprichosos, fugaces, nunca nadie los poseerá. Y entonces su castigo será vivir dos vidas: atrapados en la domesticación y el instinto salvaje –el de cazador-.


Cada madrugada los faros, de Corsario, alumbran un par de pupilas fluorescentes, acusadoras, desafiantes, detienen su andar pausado, me observan (me barren) y al ver que no soy –ni seré- un peligro, el felino de poca monta se va, con el paso más lento y altivo jamás dado.

Y es justo en medio de la noche cuando les he escuchado maullar, emulando el llanto de un bebé, les he observado bañarse con su ríspida lengua, -lamer y relamer su cuerpo-, los he visto saltar entre balcones, trepar por paredes lisas, penetrar en huecos del tamaño de una aguja…

He de aceptarlo, tal vez envidio su existencia vagabunda y la desfachatez con que entran a los hogares (sin pedir permiso), el –aparente- poco apego a su dueño, su excelente visión nocturna, lo imprevisibles y mañosos. Tal vez añoro sus siete vidas, su elegancia y capacidad de coquetear con cualquiera, su nulo estrés con caminar lento, con pies ligeros, dueños de sí.
O es que, tal vez, hay en mi algo de ellos, escurridizos, solitarios, nocturnos, distantes...

1 comentario:

eV-oL dijo...

tú lo has dicho. eres muy gatuna. no los subestimes, el otro día, un compañero del trabajo me dijo que los gatos los hicieron los dioses para que, acariciándolos a ellos, aprendamos a acariciar a un tigre. no sé qué dios lo dijo, bajo qué contexto, no sé si era egipcio, pero me gusta esa descripción. lamento ver en tu post que evidentemente no has tenido agradables experiencias con ellos, cuando las tengas comprenderás su grandeza, y verás que son nobles, cariñosos, amigos. ojalá tengas la oportunidad de conocer a un buen gato. también dice la leyenda que las brujas los tenía como mascota porque absorben las malas energías y ven espíritus y cosas imposibles en esta dimensión, de este lado. yo lo creo ciegamente.