Hace mucho, pero mucho tiempo, a un hombre con mucha ambición -Porfirio- se le ocurrió construir un enorme Palacio, un recinto donde Legislar, cómoda y fastuosamente...
Entonces, -hacer pausa dramática-, un buen día se presentó Don Porfirio -apellidado- Díaz, y colocó la primera piedra de su gran proyeto: un PALACIO LEGISLATIVO -abrir mucho los ojos, más, casi a punto de desorbitación-.
Pero ¡oh sorpresita!
Ciertos plebeyos inconformes -con su realidad- se rebelaron y armaron su revolución. El movimiento obligó a detener la construcción. Terminó el sueño -ahhhh, de tristeza-.
¿Y en qué quedó el proyecto?
En un simple esqueleto metálico -de acero-, cubierto de piedra labrada, tezontle y cantera, con estilo Art Déco, arquitectura geométrica, e inspirado en el capitolia de Washington -mmmmm-.
Es decir, el MonumentoMuseoMausoleo, es SÓLO el acceso o pórtico -la puertita, pues- de una obra que se antojaba majestuosa.
Dícese que es monumento, recinto funerario (aseguran que resguarda los restos de V. Carranza, Francisco I. Madero, Plutarco E. Calles, Lázaro Cárdenas, Francisco Villa), y en el sótano está el museo de la... -pausa debido a duda- revolución.
Ilusiones incumplidas y planes fallidos, eso es.
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